8.31.2009

Emmmmm...

Lo mismo que él... (Piquen la imagen)

8.25.2009

Mujeres abandonadas

Existe un gremio de mujeres que deciden dar por olvidado su cuerpo y su sexualidad, mujeres abandonas, mujeres despechadas, mujeres deprimidas, mujeres que abandonan a sus hombres, tan centradas en magnificar un dolor que podría ser inexistente hasta el punto de olvidar que existen mil maneras más de ser feliz.

Aun al cerrar los ojos es posible recordar el primer roce de nuestro pecho para darnos un abrazo, sentir hasta el otro lado de la ropa un corazón que se esfuerza por desvestirnos aun cuando es la primera vez que se tiene tanta cercanía, que late tan fuerte que nos demuestra todo lo que cualquier mujer quiere sentir que ha ganado. Primeros indicios de un triunfo, el triunfo de ser dueñas del alma de un pobre desdichado que moriría por nosotras si así lo fuera necesario, primera fase para empezar a soñar en abrir las piernas, siendo románticos y menos realistas, de provocar locura, pasión, de ser una quimera erótica para nuestra pareja.

Al ser una mujer abandonada abandonamos todo, olvidamos además, a toda costa aquello que nos hace vibrar y nos llena de las ganas de coger, de morder, de arañar una espalda, de emitir un pequeño gemido al recordar ciertas circunstancias que nos han llenado de placer en otras ocasiones. Cerramos los ojos y nos hundimos en lágrimas de desesperación por haber perdido lo que aun puede estar en nuestras manos, literalmente, si es que así lo deseamos.

Aun al cerrar los ojos es posible recordar ese primer encuentro donde las manos son torpes para desabotonar una falda, donde alguna vez nosotras tuvimos el control y les mostramos lo fácil que era deshacerse de la ropa femenina y por que no, de la de ellos también.

Erotismo es un tema que nos hace evocar el encuentro sexual en cualquiera de sus etapas, al menos me hace recordar, mientras entre abro los labios, ese primer beso que con tanta ansia esperaba recibir del ser amado, erotismo para mi ha sido pensar en la forma de despertar a mi pareja en la madrugada para darle los buenos días, invitarlo a que tomáramos un baño y utilizar ese lugar como cama. Lo fue también en su momento planificar un futuro de posiciones embarazosas y excitantes demostrando mi amor por las calles al desabotonarme un poco más el escote, intentando en todo momento dosificarlo para un largo camino de vida por recorrer.

Aun al cerrar los ojos es posible recordar un largo beso que terminaba en una camisa muy lejos de tu cuerpo, el mejor lugar donde siempre pudo llegar a verse tu ropa.

Cuando se es una mujer abandonada se pierde toda femineidad para elegir la ropa, para combinar las sombras de los ojos, pedir una buena alimentación en el restaurant; para planear encuentros y llevarlos a cabo, aun cuando se esté sola y sean nuestras manos y nuestra mente lo único que nos acompañe en ese cuarto. Al estar abandonada pedimos con todas nuestras ansias ser exorcizadas del peor o mejor hombre que jamás llegó a nuestras vidas, olvidando por completos lo que alguna vez fue nuestro y mientras lo queramos hay cosas que nunca dejan de pertenecernos, recuerdos a utilizar entre las sábanas aun durante un largo tiempo.

Y aunque en esta ocasión de alguna forma he sido yo la persona que te abandonó, quiero que sepas que, aún al cerrar los ojos puedo recordar claramente nuestra piel deslizándose en el sudor y las lágrimas de placer.

8.24.2009

Juramento hipocrático


“Por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea juro, y pongo por testigos a todos los dioses y las diosas, que observaré íntegramente, con todo vigor e inteligencia, este mi juramento y promesa escrita.

Al maestro que me enseñó este arte honraré como padre, y con ánimo agradecido le daré cuanto haya menester para su vida y cuanto necesite; a sus hijos consideraré como hermanos, y si quisieren aprender este arte se lo enseñaré sin remuneración ni condiciones. De mis lecciones y demostraciones y de cuanto a la medicina concierne haré partícipes a mis hijos y a los hijos de mis preceptores, y también a quienes se declaren por escrito discípulos míos y presten juramento; pero, fuera de ellos, a nadie más.

En cuanto al cuidado de los enfermos, prescribiré el régimen más apropiado según mi juicio y mi ciencia, y apartaré de ellos todo inconveniente y daño.

Ni valdrán conmigo súplicas para inducirme a suministrar veneno a alguien, ni daré jamás consejos de esta especie.

Análogamente, no practicaré maniobras sobre mujeres para impedir la concepción o el nacimiento de los hijos.

Y, sobre todo, mantendré mi vida pura y santa, e inmaculado mi arte.

Tampoco practicaré operaciones para extraer la piedra a los pacientes de cálculos, sino que dejaré operar a los cirujanos expertos en tal arte.

En cualquier casa en que entre, sólo entraré para aportar mi ayuda a los enfermos, y me abstendré de cualquier acción injusta e inmoral, así como de cualquier contacto impuro.

Y todo cuanto en el ejercicio de mi profesión viere y oyere acerca de la vida común de las personas, aunque no se refiera al arte médica, mientras no se me autorice a contarlo lo callaré y guardaré con celoso secreto.

Si a este juramento prestare intacta fe y supiere observarla lealmente, séame dado gozar de todas las satisfacciones en la vida y en el arte, y alcance perpetua fama entre los hombres.

Mas si faltare a este juramento y hubiere jurado en falso, que todo lo contrario me acaezca”.


Hipócrates
Médico griego, padre de la medicina universal. Año (460-377 A.C.)

8.04.2009

Chaleeee!

Como algunos sabrán, mi periodo vacacional se ha adelantado, estoy en el "oh! grandioso" DF disfrutando de esos días libres. Ayer fui a desayucomer a un puestito cercano a la casa y empecé a escuchar al vendedor recitando el menú y al final de tantas palabras estuve esperando que en todo momento soltara el tan famoso "Chaleeeeee!" tan característico en el cliché que se carga la gente de estos rumbos.

Lo esperé, lo esperé y lo esperé tanto que se volvió casi una necesidad, los podía escuchar solo diciendo:

"chaleee, chale chale, chale-chá, que le ofrecemos guerita? chale chaaaaa"

Pero no, nunca llegó, desde que llegué no he escuchado a nadie decir la famosa palabrita, el cliché tan esperado, nada de nada, pero bueno, supongo que tendré que vivir con ello, es como si alguien fuera al norte y esperara que todos al final de nuestras conversaciones bailáramos quebradita o dijéramos " I'ñooor, y arriba el norte, yepa yepa yepa".

Y así fue como nadie ha dicho Chaleeee!!! en el tiempo que llevo aquí, lo cual me ha confundido mucho, pero creo que me acostumbraré.

Chale!