Mujeres abandonadas
Existe un gremio de mujeres que deciden dar por olvidado su cuerpo y su sexualidad, mujeres abandonas, mujeres despechadas, mujeres deprimidas, mujeres que abandonan a sus hombres, tan centradas en magnificar un dolor que podría ser inexistente hasta el punto de olvidar que existen mil maneras más de ser feliz.
Aun al cerrar los ojos es posible recordar el primer roce de nuestro pecho para darnos un abrazo, sentir hasta el otro lado de la ropa un corazón que se esfuerza por desvestirnos aun cuando es la primera vez que se tiene tanta cercanía, que late tan fuerte que nos demuestra todo lo que cualquier mujer quiere sentir que ha ganado. Primeros indicios de un triunfo, el triunfo de ser dueñas del alma de un pobre desdichado que moriría por nosotras si así lo fuera necesario, primera fase para empezar a soñar en abrir las piernas, siendo románticos y menos realistas, de provocar locura, pasión, de ser una quimera erótica para nuestra pareja.
Al ser una mujer abandonada abandonamos todo, olvidamos además, a toda costa aquello que nos hace vibrar y nos llena de las ganas de coger, de morder, de arañar una espalda, de emitir un pequeño gemido al recordar ciertas circunstancias que nos han llenado de placer en otras ocasiones. Cerramos los ojos y nos hundimos en lágrimas de desesperación por haber perdido lo que aun puede estar en nuestras manos, literalmente, si es que así lo deseamos.
Aun al cerrar los ojos es posible recordar ese primer encuentro donde las manos son torpes para desabotonar una falda, donde alguna vez nosotras tuvimos el control y les mostramos lo fácil que era deshacerse de la ropa femenina y por que no, de la de ellos también.
Erotismo es un tema que nos hace evocar el encuentro sexual en cualquiera de sus etapas, al menos me hace recordar, mientras entre abro los labios, ese primer beso que con tanta ansia esperaba recibir del ser amado, erotismo para mi ha sido pensar en la forma de despertar a mi pareja en la madrugada para darle los buenos días, invitarlo a que tomáramos un baño y utilizar ese lugar como cama. Lo fue también en su momento planificar un futuro de posiciones embarazosas y excitantes demostrando mi amor por las calles al desabotonarme un poco más el escote, intentando en todo momento dosificarlo para un largo camino de vida por recorrer.
Aun al cerrar los ojos es posible recordar un largo beso que terminaba en una camisa muy lejos de tu cuerpo, el mejor lugar donde siempre pudo llegar a verse tu ropa.
Cuando se es una mujer abandonada se pierde toda femineidad para elegir la ropa, para combinar las sombras de los ojos, pedir una buena alimentación en el restaurant; para planear encuentros y llevarlos a cabo, aun cuando se esté sola y sean nuestras manos y nuestra mente lo único que nos acompañe en ese cuarto. Al estar abandonada pedimos con todas nuestras ansias ser exorcizadas del peor o mejor hombre que jamás llegó a nuestras vidas, olvidando por completos lo que alguna vez fue nuestro y mientras lo queramos hay cosas que nunca dejan de pertenecernos, recuerdos a utilizar entre las sábanas aun durante un largo tiempo.
1 asintomáticos :
Soy el primero. ¿Que se hace en estos casos?
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